sábado, 27 de noviembre de 2010

Tipos de crisis epilépticas

CRISIS EPILÉPTICAS PARCIALES O FOCALES 

Se originan en un área concreta del cerebro.
  • Crisis parciales o focales simples:  Sin pérdida del conocimiento.
El paciente puede tener síntomas motores, sensitivos, autonómicos u otras formas compuestas. Pueden manifestarse por: Visión de luces, audición de sonidos, sensación de olor desagradable, sensación gástrica (hormigueo) que sube hasta la boca (también llamada aura gástrica), sacudidas en un brazo o pierna, sensación de haber vivido previamente esa situación, sensación de haber visto anteriormente ese suceso, etc.
  • Crisis parciales o focales complejas: Se pierde la consciencia, y pueden ocurrir a continuación de las crisis elementales.
Durante las crisis se producen movimientos de masticación, desviación de la cabeza y movimientos automáticos (parpadeos, abrochar y desabrochar un botón, etc.).
La consciencia se recupera lentamente, acompañada de confusión.
  • Crisis parciales o focales secundariamente generalizadas:
Son crisis elementales o complejas, en las que la hiperexcitabilidad del foco se extiende al resto de las neuronas cerebrales, por lo que concluyen con una crisis convulsiva tónico-clónica generalizada, que explicamos a continuación.

 CRISIS EPILÉPTICAS GENERALIZADAS 

Se originan en la totalidad del cerebro.

  • Crisis generalizadas tónico-clónicas: Este tipo de crisis es el más conocido por la sociedad. Fue denominado durante mucho tiempo "Gran Mal".
Aunque algunos pacientes sienten vagos síntomas horas antes de las crisis, suelen llegar de forma repentina, sin previo aviso. Comienzan con la pérdida brusca del conocimiento y una caída repentina al suelo. Continúa con rigidez en las extremidades (fase tónica de la crisis) y convulsión con sacudidas rítmicas en los brazos y piernas (fase clónica). También suele presentar: mordedura de lengua, labios morados, salida de "espuma" por la boca, y relajación de esfínteres.


Al fin, la persona entra en un sueño profundo -durante unos minutos u horas-, cuanto más prolongada y violenta haya sido la convulsión. Al despertar, el paciente se sentirá mareado, confuso, desorientado, no recordará nada de lo que ha sucedido. Se encontrará cansado y con mucho dolor de cabeza.

  • Crisis tónicas: Se caracterizan por la pérdida brusca de la consciencia seguida de una convulsión tónica, es decir, hiperextensión del tronco y de las extremidades, de manera similar a la fase tónica de las crisis tónico-clónicas.
Suelen ser de duración breve por lo que hay escasa o nula confusión después de la crisis.

  • Crisis clónicas: Sacudidas rítmicas de las extremidades, con frecuencia y duración variables, de segundos a minutos, con afectación de la consciencia tanto mayor cuanto más dure la crisis.
  • Crisis mioclónicas: Se caracterizan por la sacudida brusca, muy rápida y masiva de las cuatro extremidades, producida durante escasos segundos, que en ocasiones tira al paciente al suelo. A veces, las mioclonías afectan solamente a los brazos -provocando la caída de los objetos que se tengan en las manos-, o a la musculatura del cuello -produciendo una inclinación brusca de la cabeza hacia delante-, o a la musculatura del tronco -produciendo una caída brusca al suelo.
  • Espasmos: Conllevan una pérdida de la consciencia.
Se caracterizan por una flexión anterior o posterior de la cabeza y flexión o extensión de los brazos durante 1-3 segundos, repitiéndose varias veces seguidas en forma de salva, tras lo cual el paciente, que normalmente es un niño de pocos meses, llora o grita.


  •  Crisis acinéticas: Se produce una pérdida brusca del tono muscular y de la consciencia durante un segundo o menos, con caída al suelo. Estas crisis son muy breves pero también muy invalidantes por el riesgo de traumatismos en el cráneo o en la cara.
  •  Crisis de ausencia: Fue denominado durante mucho tiempo "Pequeño Mal".
Se produce una interrupción repentina de la consciencia. A veces, con movimientos automáticos simultáneos como relamerse los labios o arreglarse la ropa, acompañándose típicamente de una mirada fija e inexpresiva, parpadeos, reclinación ligera de la cabeza hacia atrás, etc. Terminan bruscamente, reanudándose la actividad previa. Su duración es de 5-20 segundos, recobrándose con extraordinaria rapidez la consciencia. No suelen observarse en niños menores de cuatro años.

Son fenómenos de desconexión de breve duración, repentinos y sin pérdida del control postural.

QUÉ ES EL AURA 

El aura es la sensación que experimenta una persona plenamente consciente de que inmediatamente después va a padecer una crisis parcial -simple o compuesta- o una crisis generalizada convulsiva. En los dos últimos casos, el aura es el preludio de la pérdida de consciencia y de la caída, por lo que puede considerarse positiva puesto que permite tomar precauciones, sentarse o acostarse, y evitar lesiones.
Suele ser muy breve, siempre la misma para cada persona. La sensación depende de la zona cerebral activada: sensitiva, sensorial, etc. Algunas veces el aura no se acompaña de otros síntomas y constituye toda la expresión clínica, considerándose entonces como una crisis parcial elemental de breve duración.

QUÉ ES EL ESTATUS EPILÉPTICO

El estatus epiléptico es la crisis epiléptica que se prolonga más de 30 minutos o, lo que es más frecuente, la sucesión de crisis breves durante un período de tiempo superior a 30 minutos sin que el paciente recupere la consciencia entre ellas.
Cuanto más tiempo se prolonga el status epiléptico (convulsión aguda), mayor es el riesgo de secuelas graves e incluso de muerte. Por eso debe ser tratado rápidamente hospitalizando al paciente.

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